El desarrollo de las técnicas de reproducción asistida ha ido aumentando en los últimos años, de manera que progresivamente han ido surgiendo nuesvos métodos que garantizan un mayor porcentaje de éxito en estos tratamientos. Aunque ninguna técnica puede asegurar todavía un éxito del 100%. Una de estos métodos es la IMSI, muy similar a la técnica ICSI, pero llevada a cabo con espermatozoides morfológicamente seleccionados, lo que reduce los problemas cuando la causa de la infertilidad es la cantidad y la poca movilidad de los espermatozoides, así como la alteración de su morfología.
Una técnica a la que se recurre tras varios intentos fallidos de fecundación in vitro, en pacientes con teratozoospermia severa, con una elevada fragmentación de DN espermático o en casos de esterilidad de larga duración en los que las causas se desconocen. Con lo ucal, solamente es utilizada en casos muy concretos. Solamente aconsejable cuando la calidad del semen es muy pobre y en casos repetidos de fallos. No es algo habitual, puesto que su coste es muy alto.
La mayor ventaja de la IMSI es que permite ver los detalles del espermatozoide, ya que puede verse con 6.300 aumentos, frente a los 400 aumentos que ofrece la ICSI convencional. Esto significa que es 15 veces más potente en lo que respecta al sistema óptico. Gracias a ello, es posible descartar aquellos espermatozoides que no presenten una morfología adecuada y que tengan ciertos defectos. De esta forma, pueden seleccionarse aquellos que tengan una cabeza ovalada, el nucleo fijo, una cola recta y sean de color transparente. Aquellos que no cumplan con estos requisitos pueden ocasionar fallos en la fecundación e incrementar las posibilidades de posteriores abortos. Así pues, las probabilidades de que finalmente se consiga el deseado embarazo aumentan considerablemente.