En una resolución que ha conmocionado a la comunidad médica y a las familias en riesgo, el Tribunal Supremo de Alabama ha emitido un fallo que podría tener consecuencias devastadoras para parejas que buscan utilizar la fertilización in vitro (FIV) con diagnóstico genético preimplantacional (DGP) para prevenir enfermedades genéticas mortales. El fallo declara a los embriones congelados como "niños" no nacidos, involucrando significativas implicaciones legales y éticas.
Esta situación pone en jaque la viabilidad de técnicas avanzadas de reproducción asistida, tales como la FIV con DGP, que permiten a las familias portadoras de enfermedades genéticas dar a luz a niños sanos, evitando al mismo tiempo enfermedades que pueden ser fatales, como es el caso de la anemia de Fanconi. Este trastorno, que origina insuficiencia medular, malformaciones y susceptibilidad al cáncer, solamente ofrece un 18% de probabilidad de supervivencia sin el trasplante de un hermano con HLA compatible; una cifra que se incrementa dramáticamente al 85% con un trasplante de un hermano genéticamente coincidente.
El DGP es una técnica que se utiliza para escudriñar genéticamente a los embriones antes de su implantación. Ha constituido una esperanza para aquellas familias que se enfrentan al dilema de abortar o no si el feto padece la enfermedad. Sin embargo, debido a la nueva legislación, este método podría verse severamente limitado o prohibido, dada la nueva categorización de los embriones congelados.
El debate se centra en la ética de crear embriones en el laboratorio y el dilema moral que representa la no implantación de algunos de estos. Además, surge la controversia sobre la creación de seres humanos con el único fin de salvar la vida de otro. Estas son decisiones personales y complejas que deben ser tomadas por las familias en conjunto con médicos y consejeros genéticos y no por imposiciones judiciales.
Historias de familias que han enfrentado estas duras decisiones se entrelazan con la polémica. Ciertos casos que salieron a la luz, como el del lamentable fallecimiento de Henry a los 7 años a pesar de haberse realizado un trasplante de células madre de un donante no emparentado o el éxito de Alma, que con su sangre de cordón umbilical pudo salvar la vida de su hermano Amitai, destacan la importancia vital de la FIV con DGP.
Por otro lado, personalidades como Mark Hughes, pionero del DGP para la coincidencia HLA y doctor que atendió a Henry, afirman que el DGP ha permitido salvar las vidas de miles de niños a través del trasplante de células madre hematopoyéticas procedentes del cordón umbilical. Estas son células que generalmente se descartarían como residuos médicos si no fuera por el DGP.
La historia continúa y plantea dilemas éticos profundos y complejos que demandan una discusión abierta y respetuosa. Mientras tanto, en Alabama y otros estados, las voces de las familias afectadas claman por una consideración más humana y menos restrictiva sobre el estado legal de los embriones y el uso de la FIV con DGP.
En medio del debate ético y legal que continúa en pie, la atención se centra en cómo estas decisiones afectarán a miles de parejas que buscan en la reproducción asistida una oportunidad para formar una familia saludable, libre de enfermedades genéticas hereditarias.